Dice la leyenda que cuando pensaba en declinar el cargo, un rayo de luz y un óleo sagrado aparecieron sobre su cabeza. En ese instante, una mujer que se disponía a cocer el pan en la casa de Honorato se negó a creer en la aparición y dijo que solo lo aceptaría si la pala de hornear echaba raíces. En ese momento, una morera cubierta de follaje y flores creció en el sitio. Desde entonces, Honorato es patrono de floristas y panaderos.
El industrial panadero prepara, hornea y elabora el pan y sus derivados tales como facturas, pasteles y torta. Además controla las máquinas que permiten una producción a gran escala.
El pan no es un alimento más para el hombre a lo largo de su historia. El motivo, según cuentan algunos panaderos, es que tiene un buen valor nutricional como fuente de nutrientes esenciales para el organismo como los hidratos de carbono, vitaminas -especialmente las del grupo B- y minerales como el fósforo y el calcio, encargados de la formación de huesos y dientes, o el selenio, cinc, hierro, magnesio y potasio.