
En el corazón de Famaillá, la histórica ciudad tucumana, una iniciativa artística ha devuelto vida y color a dos de sus espacios más emblemáticos: la Plaza Belgrano y el Parque Jurásico. Bajo la dirección del Lic. Patricio Elias Carreño y el impulso de la gestión de los Mellizos Orellana y la Senadora Nacional Sandra Mendoza, la talentosa artista Cristina Collante ha liderado la restauración escultórica de los personajes infantiles de la plaza y los imponentes dinosaurios del parque.
La Plaza Belgrano, punto de encuentro y recreación para las familias de Famaillá, ahora luce rejuvenecida con las nuevas esculturas que encantan a grandes y chicos. La habilidad de Collante para revitalizar los personajes que han sido parte de la infancia de generaciones, combinada con la visión del equipo directivo, ha dado como resultado un espacio renovado que promete ser el escenario de incontables momentos felices.
Pero el verdadero asombro se encuentra en el Parque Jurásico, donde los gigantes prehistóricos cobran vida una vez más gracias al trabajo de restauración. Desde el imponente Tyrannosaurus Rex hasta el majestuoso Triceratops, cada escultura ha sido meticulosamente restaurada para recrear la atmósfera de una era perdida en el tiempo.
¿Por qué el Parque Jurásico de Famaillá cautiva a todos los niños? La respuesta radica en la fascinación universal por los dinosaurios. Estas criaturas extintas hace millones de años siguen ejerciendo un poderoso magnetismo sobre la imaginación de niños y adultos por igual. La oportunidad de encontrarse cara a cara con estos colosos del pasado despierta la curiosidad y el asombro, creando experiencias inolvidables para quienes visitan el parque.
Pero más allá de la emoción del encuentro, los dinosaurios nos recuerdan una historia fascinante y trágica. Hace millones de años, estos gigantes dominaban la Tierra, pero su reinado llegó a un abrupto final debido a un evento catastrófico que aún despierta debate entre los científicos. Ya sea por un impacto de asteroide, cambios climáticos drásticos o una combinación de factores, los dinosaurios se extinguieron, dejando tras de sí un legado que perdura hasta nuestros días.
Así, mientras admiramos las nuevas esculturas en la Plaza Belgrano y el Parque Jurásico de Famaillá, también reflexionamos sobre la grandeza y la fragilidad de la vida en la Tierra. Gracias a iniciativas como esta, mantenemos viva la memoria de los seres que poblaron nuestro planeta mucho antes de nuestra llegada, inspirando a las futuras generaciones a explorar, descubrir y preservar el maravilloso mundo que nos rodea